Un día cualquiera de nuestra vida actual, es definitivamente muy diferente a un día típico de hace cinco años.Nos despertó el celular y se encendió el televisor en el noticiero de la cadena que nos gusta. Antes de saludar a la familia, miramos en el correo electrónico lo que nos había llegado en la noche. Sacamos de las páginas web el menú para el almuerzo y la cena. Ojeamos los periódicos en Internet. Le replicamos a un columnista que afirmaba, en nuestra opinión, barbaridades.Recibimos la actualización de los blogs y sitios webs a los que estamos suscritos y en el celular leemos o escuchamos la actualización de las últimas noticias y enviamos correos urgentes y para confirmar encuentros a diferentes horas del día y para felicitar a alguien por su cumpleaños. Separamos las entradas a la obra cómica de esta noche en el Teatro Metropolitano. Pagamos la cuenta de servicios que se vence hoy. Consultamos la agenda de la oficina.Cuando nos despedimos de los de nuestra casa, cada uno de ellos se encontraba conectado a la computadora o hablando por celular. Todos al tiempo en internet, jugando, chateando, consultando. Cada uno en lo suyo. Estudios, trabajos, amistades, noviazgos.