La Comisión Europea ha establecido tres grandes sectores estratégicos para la economía de la Unión. El primero tiene que ver con los compromisos adquiridos en la Cumbre de París, que, junto al objetivo de reindustrializar Europa y mejorar la seguridad energética para lograr un mayor espacio de actuación a la política exterior han conducido hacia la creación de una "unión energética". En segundo lugar, los retos de la economía digital exigen también la constitución de una "unión digital" que salvaguarde la cultura europea y permita la explotación de un mercado sustancialmente más amplio. Y por último, tras la crisis bancaria, la eurozona, está volcada en la constitución de una genuina unión bancaria que conviva con el proyecto de unión del mercado de capitales.