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Guillermo Cardona Martínez
La primera legislación sobre salario mínimo fue promulgada en el estado australiano de Victoria en 1896. Existen antecedentes de fijación de salarios por el Estado, desde la época del Emperador Dioclesiano en Roma; pero estas legislaciones siempre habían sido en el sentido de fijar salarios máximos, con el fin de evitar los llamados abusos de los trabajadores en épocas de escasez de mano de obra. La Iglesia Católica ha sido abanderada en favor del salario mínimo. Este salario, en sentir de los canonistas era una exigencia estricta de la justicia cristiana. Tomás de Aquino dijo: ‘‘Así como la justicia exige que se pague por un objeto material un precio justo, así se reclama un justo salario para el trabajo humano". (...)
