La crisis financiera iniciada en 2007 ha puesto de relieve que el euro se ha construido de manera equivocada, bajo el imperativo alemán, lo cual ha sumido a los países de la Eurozona en una aguda crisis aún persistente. Únicamente podrán salir de ella si se comprende adecuadamente lo que implica tener una moneda común y se finaliza el proyecto de Unión Europea con las imprescindibles uniones fiscal y bancaria. De esta manera, la Eurozona podrá retomar la senda del crecimiento, la competitividad y el desarrollo sostenible.