Aquilino Yáñez de Andrés
Confiemos en que la pena impuesta al capitán condenado sirva, no solo como sanción a su conducta, sino como ejemplo de lo que no debe tolerarse y las costas gallegas dejen de convertirse en un «cementerio» de barcos altamente contaminantes, conducidos por capitanes complacientes con armadores desaprensivos.