Si algo ha caracterizado la voz de la mujer, singularmente en los últimos años donde los cambios sociales han propiciado la aparición de nuevas formas y nuevos temas de expresión para las creadoras, ha sido precisamente la subversión de un sistema que la relegaba no ya a «ser inferior» sino al «no-ser». El amor, como uno de los temas clave de la poesía de todos los tiempos, no escapa a la mirada subversiva del sujeto lírico femenino; no sólo no escapa sino que aparece como una de las piedras angulares donde dicho sujeto construye su voz diferenciadora.