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El paro y la precariedad laboral que ha traído la crisis explica muchos de los problemas actuales de la vivienda. El más alarmante es el aumento de las ejecuciones hipotecarias y de los desahucios de familias que se llevan produciendo desde la fuerte caída del empleo de 2007. Con la crisis ha descendido la compra de la vivienda y, por tanto, los créditos hipotecarios. Pero lo más dramático es el gran aumento de los desahucios y de los lanzamientos provocados por impago de alquileres. Es evidente que son necesarias nuevas políticas públicas de vivienda, para poder hacer frente a una emergencia social que afecta a muchos ciudadanos que han visto precarizarse su situación vital, bien por haber perdido el empleo o por haber sufrido una devaluación salarial y una precariedad laboral que hace que les sea imposible acceder a viviendas a los actuales precios del mercado
