La corrupción es una pandemia perenne: está extendida por todo el mundo y parece innata al ser humano. Pero su coste económico y moral lastra el desarrollo social y económico, muy especialmente de los países en vías desarrollo, por lo que se trata de atajarla es una prioridad que está en la agendad de todas las organizaciones mundiales y de la mayoría de los países. La contratación pública es una de las actividades más proclives a la corrupción, y la aplicación del principio de trasparencia es la mejor herramienta para asegurar la integridad. Aunque �transparencia� es un concepto ambivalente: un principio básico de la contratación necesario para garantizar la igualdad de trato y alcanzar la eficiencia en el gasto público; un principio complementario del acceso a los expedientes y participación ciudadana para lograr un �Gobierno abierto». Esta segunda vertiente del principio de trasparencia es subsidiaria de la primera en la lucha contra la corrupción en la contratación pública.