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Xosé Pérez Vilariño 
Cinco consultas electorales en menos de cuatro años de democracia pueden ofrecer sobrada evidencia de hacia dónde se orienta el electorado gallego, acusado demasiado fácilmente de falta de conciencia política. El hecho estadísticamente más relevante es la creciente abstención, que ha llegado a constituir la única mayoría absoluta de Galicia, y que representa una novedad en una población previamente sometida al caciquismo. Este fenómeno se relaciona con el generalizado sentimiento de insatisfacción entre la población (Galicia, según los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas, aparece como la más insatisfecha de las provincias), favorecido por la distancia de los partidos respecto a los intereses del país —sobre todo rurales— y en el consiguiente desinterés por un juego que no es un juego. EI presente análisis se centra en la doble consulta electoral de los meses de marzo y abril de 1979, considerando las votaciones como las dos dimensiones fundamentales —la estatal y la local— de un único acontecimiento de larga duración: el comportamiento político de los gallegos.
