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En uno de sus cuentos, “El Evangelio según San Marcos” , Jorge Luis Borges narra la historia de un muchacho porteño, Espinosa, quien siendo estudiante de medicina, viaja de veraneo a una estancia, “Los Alamos”, en el Partido de Junín, donde llega a conocer a una familia de gauchos, descendientes de escoceses y de pampas, los “Gutres”, formada por el padre (viudo) y sus dos hijos, uno varón y otra mujer, siendo ellos los encargados de cuidar aquel campo. La lluvia deja a éstos cuatro personajes aislados en la casa del casco del campo, y para entretenerse Espinosa pasa sus días leyendo a los “Gutres” el Evangelio según San Marcos y respondiendo a sus preguntas sobre porque Cristo se dejó morir en la cruz. Los “Gutres” hacen su propia interpretación de aquella improvisada catequesis de Espinosa y finalmente lo acaban crucificando.
En este breve trabajo me valdré de aquel cuento de Borges para ilustrar sobre el “desierto cultural” que existe entre los dos sectores culturales- el anglo-afrancesado y el hispánico tradicional- que según el maestro Ciuro Caldani se hallan en pugna- al igual que sus correlativas visiones del derecho- desde los orígenes de nuestra patria . Ésta ausencia de una síntesis entre dos culturas dificulta el surgimiento de una cultura plenamente nacional que integre a todos los argentinos, y de un derecho que de alguna forma sea expresión de ella.
Al decir de Ciuro Caldani “...el derecho y la literatura son áreas profundamente vinculadas al hilo de la vida. Sólo quien comprenda la profundidad de lo humano puede apreciar la hondura del derecho, y esa profundidad de lo humano se expresa con destacadísimo significado en la literadura. El arte en general, y dentro de él la literatura, constituye en cierta forma una meta-filosofía...” .
