Internet ha transformado de forma radical la profesión de abogado y no sólo ésta, sino también la de cualquier profesional que se dedica a la Justicia. En este artículo realizo un análisis de todas estas transformaciones, de las que a veces pienso, ante determinados comentarios y actitudes de compañeros, que no somos aún plenamente conscientes. A través de estas reflexiones me gustaría lograr que algunos profesionales, que aún se resisten a aceptar que el contexto en el que desarrollan su actividad no ha cambiado en esencia, entiendan que ya no hay nada o casi nada como antes.