Las reflexiones sobre clasicismo difícilmente pueden encontrar aplicación en el mundo jurídico. No obstante, sí que son conceptos que nos pueden ayudar a comprender el pensamiento de Michel Villey. El positivismo jurídico ha sido objeto de un combate ideológico claro por parte de Villey. Con el solo positivismo resultan imperceptibles las causas finales, que son substituidas por las causas eficientes. La primacía del conocimiento es cambiada por la primacía de la praxis. Para Villey la filosofía más adecuada para la comprensión de la ciencia jurídica es la aristotélico-tomista. Sin embargo, para Villey resulta clara la destrucción del pensamiento jurídico clásico y de la filosofía realista. Los experimentos llevados a cabo para hacerla de nuevo florecer con otros planteamientos no han podido proporcionar los frutos deseados. Por otro lado, Villey advierte que la mezcla del Evangelio y del Derecho no conduce a otra solución que la de la corrupción del primero y del segundo. Para el profesor nacido en Caen el 4 de abril de 1914, San Agustín puso en su época de relieve y transmitió a la posteridad la injusticia del Derecho romano, al ser un derecho que excluía deberes fundamentales inherentes a la persona humana relacionados con la trascendencia. Sin embargo, Villey marcó sus distancias respecto al agustinismo político y jurídico y recaló en aguas para él más seguras, como las de Santo Tomás de Aquino.