Lorenzo Scillitani
En el presente estudio hay una premisa o punto de partida, la de que los derechos humanos no gozan de buena salud. La propia historia de los derechos humanos está llena de contrastes y muestra la evidencia de conflictos y reivindicaciones de muy diverso género. Michel Villey ha sido consciente de la descomposición de los derechos humanos. A juicio de Lorenzo Scillitani, Villey ha puesto de relieve los componentes ideológicos y los autores de que se derivan los derechos humanos. En este sentido atribuir a San Juan Pablo II el haber pasado a la historia como el papa de los derechos humanos resulta un arma de doble filo, pues la construcción de la teoría se ha llevado a cabo desde una modernidad confusa en la que las personas serían sujetos portadores de derechos subjetivos y la subjetividad pone de relieve una teoría individualista del hombre dentro de la sociedad que rebaja y degrada de forma considerable lo que debe ser el núcleo principal de la teoría jurídico-céntrica de la realidad humana. Villey nos invita a retornar a Gayo y a Cicerón. Además la antropología moral clásica hay que verla como algo que no hace más que girar en torno a los deberes. Marcel Gauchet es también contemplado como teórico de los derechos humanos, para quien en el tercer milenio «la consagración de los derechos humanos es con seguridad el hecho político e ideológico más importante de los últimos veinte años. Es la expresión del triunfo de las democracias». La política debe regenerarse para que se reconozca el derecho de los sin derechos, lo que lleva a recurrir a la sugerente idea recordada en un libro del que es autor Stefano Rodotà y lleva por título el derecho a tener derechos.