Acceso usuarios
Martín Rivero Illa, Karen Van Rompaey
Más del 70 por cien de los pobres del mundo reside en países de renta media, una realidad que exige un cambio en la política de cooperación al desarrollo. En la definición de la Agenda post-2015 América Latina está aportando su experiencia en la cooperación Sur-Sur.
El compromiso global en torno a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) logró estructurar la agenda del desarrollo durante la última década y media, y con ello la agenda de la cooperación internacional. Esto ha contribuido a legitimar de nuevo los debates del desarrollo a escala planetaria así como la necesidad de coordinar esfuerzos para su abordaje. Por ello, no es posible ignorar la relevancia que los ODM han tenido y mantienen actualmente en la agenda internacional y a nivel local en los países. Sin embargo, parece claro que la agenda que colectivamente logremos trazar a partir de 2015 no será una continuación de los ODM que quedaron pendientes.
En estos años se han realizado importantes progresos hacia la consecución de las metas, al tiempo que se han incorporado numerosos aprendizajes sobre el propio proceso de articulación de una visión multidimensional del desarrollo, con objetivos específicos, indicadores mensurables y plazos definidos. Pero quizá lo más importante que hemos comprendido es que nos hallamos frente a un desafío global sin parangón en la historia de la humanidad: la propia supervivencia como especie. Existen sólidas pruebas de que los humanos nos hemos constituido en una fuerza tan poderosa que está alterando las funciones y servicios de los ecosistemas, el clima, los océanos y ríos, trasvasando las fronteras que hicieron posible el desarrollo de la civilización tal como la conocemos. Pero al mismo tiempo, en esta generación contamos con los recursos, saberes y tecnología para erradicar la pobreza y el hambre en el mundo. Y para que efectivamente los 7.000 millones de personas puedan gozar de su derecho a vivir una vida digna, con esperanza y oportunidades, no cabe otra opción que alcanzar el desarrollo sostenible a escala planetaria.
La agenda que hoy se encuentra en la mesa de negociación tiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas asociadas. Para muchos esta agenda es más integral, pero a la vez demasiado amplia y compleja para su estructuración como una agenda de desarrollo global efectiva. Sin embargo, lo que está claro es que es mucho más amplia que lo que concierne estrictamente a la cooperación internacional entendida como Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Esta agenda requerirá la movilización de todos los esfuerzos de todos los actores, públicos y privados, del Norte y del Sur, en torno a las metas colectivamente trazadas, organizados en torno al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas de acuerdo a las capacidades y responsabilidades históricas de cada uno, aunque mancomunados en una estrecha alianza global para el desarrollo sostenible�
