Guillermina Martínez Casado
Ya nos recuerdan Las Partidas “que fermosa gracia es la que el Rey faze por merecimiento de servicio que aya alguno fecho”, pues “Dar es una manera de gracia e de amor [...] más cumplida e mejor […] que nace de nobleza e bondad de corazón”. Y es con este ánimo que se desarrollaron diversas instituciones que, fundadas en el inmemorial concepto de gracia o merced, protegieron a los funcionarios políticos, militares, universitarios y religiosos que con sus industrias beneficiaron al Reino. Las mercedes se concedieron en Indias desde el inicio de la empresa y en esta forma el Rey otorgó, entre otros favores, pensiones a aquellos que con sus servicios contribuyeron a su fundación favoreciendo en su principio a conquistadores y primeros pobladores. La tutela oficial se extendía a viudas, huérfanos, vecinos y necesitados (derecho a montepío, derecho a supervivencia), y a aquellos que al servicio del Rey se inutilizaron o envejecieron, o ambas cosas a la vez.