En el año 2002 se detectó en Cataluña la presencia de pandillas que tenían su origen en grupos existentes en el continente americano, con los que mantenían comunicación y relaciones de dependencia. Desde entonces, ha aumentado progresivamente tanto el número de pandillas y de jóvenes involucrados en ellas, como la actividad delictiva vinculada a estos grupos. Los cuerpos policiales han seguido con atención la evolución de estos grupos, aunque el contexto social es radicalmente distinto y los niveles de actividad delictiva y de violencia no son equiparables a uno y otro lado del Atlántico. Este artículo pretende explicar cuál ha sido el abordaje del fenómeno durante este tiempo por parte de la Policia de la Generalitat –Mossos d’Esquadra.