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El principal problema de la ordenación del territorio es fijar los óptimos. Existen muchos óptimos: adecuación de las instituciones territoriales (municipios, provincias) a la realidad funcional. Se habla de comarcalización pero no se establecen los criterios de perfeccionamiento que se van a introducir. En el País Vasco no han existido comarcas funcionales o comarcas homogéneas. El crecimiento demográfico de los años 50 y 60 han producido una ruptura en el desarrollo proporcionado de los municipios: se tiende a abandonar las zonas de mala calidad. Hay nucleos secundarios que hay que potenciar para diversificar el sistema urbano.La diversidad puede ser un óptimo. Un problema de aplicación de estos óptimos viene dado por el carácter jerárquico del sistema urbano y cuando se optimiza un sistema se puede desoptimizar un subsistema. Los agentes de ordenación del territorio desde la instituciones deben actuar tratando de coordinar las decisiones de localización de los distintos departamentos políticos, y a través de una política económica de localización. Tiene importancia la política cultural y educativa
