La «democratización de la montaña», a la que se refieren los pocos investigadores que estudian el asunto en España, es ya una realidad. Cada vez es más frecuente, en todas las edades, la práctica de montañismo, alpinismo, senderismo, escalada o salir al campo a secas. Y esta nueva realidad está reconfigurando el panorama de la accidentalidad en el medio natural.