Carmen Soto Suárez
Tradicionalmente, el deporte ha sido un ámbito donde se estimaba que no cabía la posibilidad de comisión del mobbing. Uno de los más importantes personajes intervinientes, es el entrenador, señor todopoderoso, que elige y adopta decisiones en función de «criterios técnicos», a su libre albedrío, sin sujeción a cortapisa alguna, por tal motivo, nunca podía cometer acoso laboral, su voluntad es ley. Sin embargo, esta situación ha ido variando, y ya la jurisprudencia considera que los deportistas pueden ser víctimas del acoso laboral, siempre que «sean profesionales».