Quiebra, hundimiento, colapso, parálisis, bancarrota, fracaso... son términos utilizados, tanto en la propia época como por la historiografía posterior, para definir los efectos causados por el estallido de la Gran Guerra sobre la internacional socialista. La Segunda Internacional quebró debido a la imposibilidad de oponerse a la conflagración mundial -en contra de la doctrina y de los programas elaborados a lo largo del último cuarto de siglo- y por la desaparición repentina de las estructuras y la actividad de una organización que era considerada por sus miembros y por la opinión pública como el factor más decisivo y la esperanza más segura para la defensa y el mantenimiento de la paz contra las amenazas de una guerra generalizada.