Las metas de la educación, de las cuales la pedagogía tradicional se ocupaba profusamente, se fueron disipando con el andar del tiempo. La incertidumbre teleológica y el malestar de la educación son concomitantes. Pero los fines de la educación se sustentan en la cosmovisión desde la cual abrevan. La cosmovisión también contiene una concepción de tiempo, componente imprescindible, dentro del cual se inscriben las metas de la educación, porque no hay fines que se realicen fuera de un trayecto temporal. La cultura occidental estableció un patrón temporal, que no favoreció el trazado de los fines de la educación. En la presente reflexión, luego de exponer la anulación del tiempo desde la así llamada cuna de la civilización, se considera que el concepto griego de la atemporalidad se incorporó en las bases de la posterior formación del sistema educativo de Occidente. Los fines de la educación occidental no alcanzaron su expansión, en razón de la pérdida de los estatutos del tiempo, trasladados al Medioevo, luego a la Modernidad, para caer en un presente eterno en los tiempos actuales.
Esta situación pone a la educación contemporánea bajo sospecha. No hay proyecto educacional posible si a los fines de la educación se les niega el tiempo de realización.
The goals of education, studied extensively by traditional pedagogy, have faded with time. Teleological uncertainty and the uneasiness of education are connected. But educational aims or goals are based upon a particular worldview. This worldview also has a conception of time, a vital component that provides a temporal frame for educational goals; it would be impossible to accomplish these goals outside of a timeframe. Western culture established a temporal pattern that did not favor the development of educational goals. In this paper, after discussing the annulment of time from the so-called cradle of civilization, the Greek concept of timelessness is considered to be incorporated to the basis of the later formation of the Western educational system. The goals of Western education could not be expanded due to the loss of the statutes of time, transferred to the Middle Ages and then to Modernism, and leading finally, nowadays, to an eternal present. This situation places modern education under suspicion. No educational project is possible if there is no timeframe in which its goals can be fulfilled.