El alineamiento social durante la guerra civil española de 1833-1840 mostró siempre una gran coherencia: la burguesía y la nobleza reformista permanecieron en el lado isabelino-liberal-revolucionario; la Iglesia católica y la nobleza más reacia a los cambios formaron el núcleo del bando carlista-absolutista-contrarrevolucionario. Las clases populares se inclinaron sobre todo a favor de los isabelinos, así que la revolución liberal española también fue obra suya, no sólo de la burguesía.