José Andrés Fernández Leost
El historiador de las ideas británico de origen letón, Isaiah Berlin, ofreció una aproximación clara y accesible al movimiento romántico en una serie de charlas -las conferencias A. W. Mellon- que impartió en 1965, recogidas posteriormente por su editor Henry Hardy en el volumen Las raíces del romanticismo (1999). La tesis de Berlin consiste en que desde el punto de vista filosófico el romanticismo supuso la mayor transformación de la mentalidad occidental moderna. Algunos de los principios del romanticismo concuerdan con el carácter de su propio pensamiento, fundamentado en un pluralismo epistemológico que rechaza la conmensurabilidad axiológica (ya se trate de valores morales, ya estéticos) así como la creencia en un conocimiento humano definitivo. Esta postura, que no hace de Berlin un relativista, le convierte en un autor especialmente adecuado para estudiar el fenómeno. Debe advertirse que la exposición que Berlin realiza en esta obra no responde a la pormenorizada requisitoria de un estudio académico, sino que se ajusta a la naturaleza oral a la que estaba destinada. No por ello el análisis pierde rigor, y se centra sucesivamente en el contexto socio-histórico en el que surgió el movimiento, los factores que lo determinaron, los filósofos que lo apuntalaron y la enorme influencia que tuvo ulteriormente.
The historian of the British ideas of Latvian origin, Isaiah Berlin, offered a clear and accessible approach to the romantic movement in a series of talks - the A. W. Mellon lectures - that took place in 1965, subsequently covered by its editor Henry Hardy in a volume called The roots of romanticism (1999). The thesis of Berlin is that from a philosophical point of view the romanticism was the greatest transformation of the modern western mindset. Some of the tenets of romanticism are consistent with the character of its own thought, based on an epistemological pluralism that rejects the axiological commensurability (whether moral values, because aesthetic) as well as the belief in a final human knowledge. This position, which does not make Berlin a relativist, makes him an author especially suitable for studying the phenomenon. It should be noted that the exposure that Berlin performed in this work does not respond to the identities of a detailed academic study, but that is adjusted to the oral nature to which it was intended. Why not the analysis loses rigor, and focuses successively in the sociohistorical context in which the movement emerged, the factors that determined, the philosophers who propped up and the enormous influence he had subsequently.