La integración europea necesita una nueva "razón de ser" para generar ilusión y perpetuarse. Europa necesita generar beneficios futuros que se puedan percibir en lo cotidiano. En este sentido, el único proyecto político que puede movilizar nuevamente a los ciudadanos en defensa de la Unión Europea es la pervivencia del "modelo social europeo" frente a la globalización neoliberal. Para ello, es necesario aumentar la dimensión social de la Unión y reforzar su legitimidad democrática.