Hernán Fair
La política argentina contiene una larga tradición sedimentada de gobiernos hegemonistas que tendieron a generar una representación global unanimista y, al mismo tiempo, a rechazar y excluir a una porción de la sociedad, acusada de representar intereses contrarios al Pueblo, la Nación y/o la Patria. Siguiendo a Gerardo Aboy Carlés (2001), se entiende por hegemonismo el intento de eliminar al adversario como actor legal legítimo y de manera simultánea, el intento de incluir la adversario previamente excluido en el campo de afinidades interno. Las identidads hegemonistas producen, así, un doble movimiento que consiste en excluir e incluir alternativamente a la alteridad política. El presente trabajo tiene por objeto analizar las caracteristicas que asume la identidad menemista en relación a este eje. Para ello, en una primera etapa, se analiza la tradición hegemonista en la Argentina a partir de sus principales exponentes políticos (yrigoyenismo y peronismo). En una segunda etapa, se indaga acerca del proceso de desactivación del hegemonismo, durante el gobierno de Alfonsín, para luego hacer hincapié en las particularidades que asume el discurso de Menem. ¿En que medida puede hablarse, durante la década de los `90, de una desactivación de la lógica hegemonista? Retomendo algunas contribuciones de la teoría política contemporánea, se sostiene que lejos de su desaparición, la identidad discursiva del menemismo se caracteriza por un nuevo hegemonismo que es definido como hegemonismo atemperado, para diferenciarlo cualitativamente de sus antecesores.