Mientras que el general y ex presidente Pervez Musharraf está acusado de traición por haber impuesto el estado de emergencia en 2007, el Tribunal Supremo de Pakistán lanza sus redes en todas las direcciones. Pero este, tras haber consolidado el Estado de derecho, se arroga cada vez más prerrogativas y preocupa a los demócratas. Un juego peligroso en el momento en que la cohesión nacional sufre los enfrentamientos sectarios entre chiíes y suníes.