Nadie se ha sorprendido al saber que Washington disponía de un potente sistema de espionaje, pero las revelaciones del informático Edward Snowden han puesto de manifiesto su magnitud y han originado un escándalo mundial. En Estados Unidos, la noticia se acogió con una cierta apatía. Ya ha pasado a la historia la época en la que los asuntos de las escuchas telefónicas desencadenaban la ira de la población, de los medios de comunicación... y de las empresas de telecomunicaciones.