El sistema político y económico mexicano mostró sus primeros síntomas de agotamiento a finales de los años sesenta. El dilema en 1970 era iniciar una reforma económica y política profunda o intentar restaurar la legitimidad del régimen político y la viabilidad económica del modelo proteccionista. Jaime Sánchez Susarrey, en el presente artículo, hace un pormenorizado análisis sobre los variados criterios adoptados durante más de tres lustros por los gobernantes de turno, hasta llegar al presidente Salinas de Gortari.