La indefinición que caracteriza las relaciones globales en la posguerra fría, por una parte, y la creciente interdependencia entre los países por la otra, han puesto en primera línea un dilema que tiene serias repercusiones para la comunidad internacional en general y para las naciones del Tercer Mundo en particular. Se trata de la antinomía entre intervención (en la vida interna de los países) y cooperación (entre todos los involucrados).