Durante las dos últimas décadas la valoración económica de los servicios de los ecosistemas y la biodiversidad se ha propuesto como una respuesta pragmática a la pérdida de biodiversidad. El presente artículo analiza las limitaciones que enfrenta la valoración económica a la hora de lidiar con la complejidad ecológica. Se revisan las cuestiones de a) doble conteo y conteo incompleto derivado de las interacciones y solapamientos entre las funciones y servicios de los ecosistemas; b) la presencia de umbrales ecológicos y dinámicas no lineales; y c) la dificultad de valorar atributos ecológicos abstractos tales como la resiliencia, que sin estar directamente vinculados a los beneficios de los servicios de los ecosistemas, son esenciales para mantener su capacidad de generar servicios a largo plazo. Se discuten las implicaciones de la complejidad ecológica para la denominada economía verde y se anticipa el fracaso de los intentos de extrapolar los esquemas mecanicistas usados tradicionalmente en la valoración de mercancías reales a la valoración de esas mercancías ficticias que las aproximaciones económicas en boga tratan de hacer de los servicios de los ecosistemas.