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Marina Pérez Campo
Una pequeña gota de agua cae sobre un lago en el que se expanden ondas interminables, unos curiosos "marcianos" introducen una vaca en un frasco de cristal, una gesticulante patata dialogada con una zanahoria... Todo es posible, hasta la fantasía más sofisticada se convierte en imagen gracias a los "magos" de la post-producción. Lo que el espectador visualiza durante unos segundos en la pantalla de su televisor, ha necesitado antes muchas horas de trabajo, de edición y composición, en potentes máquinas con extraños nombres como "infierno", "flame", "avid", "flint"... Afortunadamente, la post-producción en España goza de la misma situación que la que se da en otros países, pues tiene idénticas posibilidades, técnicas y medios.
