Tanto en Senegal como en toda África, la edad es tabú. Jamás se pregunta. Así, se considera que son viejos quienes así lo aparentan. Símbolos de la sabiduría, éstos reciben el respeto de sus hijos. Pero con la urbanización, los vínculos se modifican. La escritora senegalesa Mariama Ndoye, galardonada con el Premio Ivoire de 2012, ha redactado este cuento para Le Monde Diplomatique.