¿Y si, incluso en el plano económico, una población envejecida fuera un logro para un país? Esta es en todo caso la carta que pretende jugar Japón al apostar por el "mercado de sienes plateadas" o silver market. En Alemania, las pensiones ya no bastan para pagar las residencias para la tercera edad; así pues, algunas familias envían a sus parientes a Tailandia o a Rumanía. China, esencialmente rural hace treinta años, ha visto desde entonces a los jóvenes partir hacia la ciudad, dejando detrás de sí a los viejos aislados en sus pueblos. África se enfrenta a una evolución idéntica. En Francia, se prepara una nueva reforma, que tiene como objetivo hacer pagar a los jubilados. Según las circunstancias, los responsables políticos y los dirigentes empresariales valoran o fustigan a los mayores de sesenta años.