La alta tasa de desempleo en la eurozona, cercana al 12%, y la ausencia de crecimiento económico sitúan la confianza de los ciudadanos en la Unión Europea en los niveles más bajos de su historia. Las políticas de austeridad impuestas para salir de la crisis están haciendo pagar un alto precio a los países periféricos, que no consiguen una mejora de su situación. El futuro del crecimiento y del desempleo en la eurozona requiere una integración mucho mayor de la que ha existido hasta ahora. La Unión Europea necesita acelerar el progreso institucional para caminar hacia una mayor integración y construir un nuevo sistema de gobierno que eluda ofrecer la imagen de una "Europa a la carta".