El Gobierno colombiano se inclina por aplicar las políticas económicas dictadas por el Fondo Monetario Internacional. Pero lo ha querido hacer bajo una apariencia democrática, consultando en un referéndum sobre la conveniencia de aplicar esas políticas. La trampa estaba en la forma y el fondo de la convocatoria, y en cómo se dirigió la información a los ciudadanos, a quienes se les pidió el voto para legitimar unas políticas neoliberales cada vez más agresivas, que condenan a millones de personas a la pobreza más absoluta.