La Convención Europea ha sido un éxito porque ha conseguido elaborar una Constitución para Europa cuyos contenidos son coherentes y están a la altura de las necesidades de la Unión y su ciudadanía, y además se ha presentado dentro del calendario previsto. El Parlamento y el Consejo europeo son las dos instituciones que salen más reforzadas del proceso constitucional, cristalizando así un impulso democratizador que acerca la toma de decisiones a los ciudadanos europeos a través de la ampliación de competencias de las dos instituciones.