Las políticas sobre la prostitución en Europa están sujetas a principios morales llenos de prejuicios y a cuerpos legales que se corresponden con un modelo de control social que se quiere imponer desde la derecha europea. La prostitución se encuentra muy unida a la inmigración clandestina de muchas mujeres que son traídas a Europa con la promesa de trabajo y se convierten en mercancía sexual clandestina y criminalizada, sin derechos, ni protección jurídica.