La epidemia conocida como "neumonía atípica" desatada en Asia ha demostrado la vulnerabilidad de las sociedades modernas a la aparición de nuevos agentes infecciosos patógenos y las posibilidades de extensión de los brotes endémicos hasta convertirse en epidémicos. También ha demostrado la necesidad de que funcionen de forma adecuada las Instituciones Internacionales de Salud Pública para poder detener y controlar estas enfermedades y evitar su expansión.