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Las últimas elecciones celebradas en Marruecos no reflejan del todo el verdadero mapa político del país, ya que el voto se ha mantenido circunscrito a la población mayor de 20 años y además se han sobredimensionado las circunscripciones rurales sobre las urbanas. Pero, estas reglas del juego convenían a todos, tanto al Palacio como a los partidos, porque se está intentando llevar a cabo un consenso que favorezca el desarrollo socioeconómico. Los propios islamistas (que en Marruecos son moderados) no han deseado un triunfo arrollador porque saben que el marco internacional no les favorece y que el sistema político marroquí tampoco lo aceptaría.
