La liberalización exagerada que viene de la mano de la globalización de la economía está provocando efectos distorsionadores en las economías en desarrollo, provocando un aumento progresivo de las bolsas de pobreza. Para intentar detener esta progresión negativa, la Unión Europea ha iniciado nuevas líneas de integración regional que se configuran como una transición entre el desarrollo económico basado en estrategias nacionales y los desarmes arancelarios multilaterales que propugna la Organización Mundial del Comercio.