La tensión entre legalidad y legitimidad internacional ha adquirido una dimensión especial con la guerra de ocupación de Iraq. Tras la guerra, la posterior invasión y la complicación extraordinaria del conflicto, no puede utilizarse la búsqueda de una solución de paz para Iraq como excusa para definir un pretendido nuevo orden internacional de la mano de un reducido número de Estados. La pacificación y reconstrucción de Iraq solo será real y duradera si se construye sobre el respeto a la legalidad vigente que encarna Naciones Unidas.