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Antonio García Santesmases 
Una democracia coherente necesita que se establezca una relación estrecha entre ética y política. Es necesario que la política tenga en cuenta los medios que se utilizan para conseguir los fines que persigue, porque de lo contrario se produce un descrédito de la política que mina la democracia. Si la acción política cae en la trampa de no respetar las reglas del juego, si se considera válido para sí lo contrario de lo que se exige a los demás y si se buscan atajos para llegar a la meta, el sistema democrático se desmoronará como un castillo de naipes.
