Las reformas de la Política Agraria Comunitaria se han visto condicionadas a la ampliación de la Unión Europea, proponiendose cambios que, lejos de corregir los desequilibrios existentes, abundarán aún más en ellos. La Comisión habla de modulación de las ayudas, cuando lo que se pretende es el simple recorte, haciendo recaer los costes de la ampliación sobre los más desfavorecidos (agricultura familiar) y los países más pobres (los del Sur).