Las producciones agrícolas y ganaderas son una necesidad básica y su carácter estratégico justifica la intervención de los poderes públicos para intentar garantizar el abastecimiento. Pero, la globalización de la economía está provocando que la mayoría de los recursos se concentren en unas pocas empresas multinacionales, lo que plantea el papel de los Gobiernos como garantes de derechos fundamentales de la población, por encima de los intereses empresariales.