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Manuel Pulido Quecedo, Silvia Doménech Alegre
La presente crónica se centrará en gran parte en el año electoral que ha supuesto 2011, con renovación de todas las estructuras de poder, tanto municipal como foral y finalmente estatal. Elecciones que han renovado la confianza depositada en los representantes políticos en un año clave para adoptar importantes medidas destinadas en última instancia a salir de la tan renombrada crisis económica. Si bien en 2011 se produce la disolución del Parlamento, a pesar de ello la actividad no ha sido menos intensa como lo demuestran tanto el elevado número de Leyes Forales, como de iniciativas de impulso y control. En el apartado de nombramientos han sido varios los miembros del Parlamento que fueron designados Consejeros y renunciaron a su escaño, posteriormente también varios miembros de la Cámara fueron propuestos como candidatos a las Cortes Generales produciéndose igualmente su cese. Por último debemos destacar la ingente reforma del Reglamento Parlamentario, consecuencia del trabajo de los Grupos Parlamentarios durante la VII Legislatura y que obtuvo la unanimidad de todos ellos. Contiene importantes novedades que se han puesto en marcha con el inicio de la VIII Legislatura, así la creación de los Parlamentarios Forales no adscritos y la reserva del Grupo Mixto a supuestos determinados, la posibilidad de delegación del voto en otro Parlamentario, la habilitación del mes de enero como periodo ordinario de sesiones o la incorporación de la regulación de la tramitación de los Decretos Leyes Forales.
