¿Resultaría más fácil cuestionar nuestros modos de consumo que nuestros modos de producción? Si bien ya nadie ignora la amplitud de la crisis medioambiental a la que se enfrenta la humanidad, la crisis de civilización que la acompaña continúa, por su parte, poco identificada. Sin embardo, salir de este estado de impotencia sólo será posible con la condición de diagnosticarla claramente y de valorarla en toda su gravedad.