Como cada año, el escritor se ha ido de veraneo a Mallorca. Ordinario, dirán muchos, pues en esa isla veranea hasta el rey, además de millones de turistas de toda Europa (de los cuales unos mil doscientos acaban de quedarse allí varados por la quiebra del tour operator británico Sun4U). Sí, pero una cosa es ser turista de sol, playa y acaso velero (o sea ciego al resto del entorno), y otra paseante curioso, ilustrado y fisgón. La prueba, lean.