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Bernardo Lischinsky
Veinte años después de la primera gran crisis, la deuda externa argentina continúa generando serios problemas. Desde 1983, muchos cambios han sucedido en el plano económico-social interno y en el contexto financiero internacional mientras que la deuda externa continuó creciendo. El problema que arrastra el país desde hace tantos años no puede ser considerado sólo como financiero, demanda replantear el modelo de desarrollo económico e incluir al conjunto de la población y del territorio. La política hacia la deuda externa debe acompañar este proceso y los organismos financieros internacionales que se han equivocado tanto con la Argentina deben entenderlo.
