Hace tiempo ya que, en México, el narcotráfico dejó de ser una historia de ladrones y policías. Desde que, a mediados de la década de 1980 los "clanes" colombianos de Cali y Medellín negociaron con las mafias mexicanas de Colima y Sinaloa para utilizar su territorio como trampolín hacia Estado Unidos, el narcotráfico se ha vuelto el principal problema político del país, poniendo en riesgo la autoridad del Estado y la soberanía nacional.