En la mayoría de los países europeos existe la sensación, cada vez más compartida, de que las autoridades públicas son incapaces de comprender y de resolver las cuestiones que se plantean entre los ciudadanos europeos. En este contexto, es urgente favorecer la emergencia de nuevas formas de gobierno y gestión, integrando procesos más participativos y deliberativos, que asocien a todos los actores de la sociedad civil organizada.